Enmudecida en pequeños retazos de alegría,

a veces callada,

un poco adormecida,

pero en el silencio de la misma se escuchan risas,

Debe ser de alguien que es feliz,

que no le teme a conocer la vida,

que no le ha hecho daño a nacer

o que quizás ha logrado

alcanzar la felicidad innata,

Esa que queda corta en los amigos, que no es vendida en frasquitos de porcelana...

...es alguien que ha visto a Dios.