La casa grande
"Como Sherezade salvó la vida contando historias, Así salvo yo la mía o la mantengo a fuerza de escribir."
Kierkegaard
Ya soy grande
Desánimo
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Hoy decidí
Comerme una compota de sabor a durazno,
Y quise exteriorizar el niño que a veces
Se encuentra dormido en mi alma.
Decidí también
Que quiero ser grande, mayor,
Y que si tal vez quiero abandonar el nido
Deba llevarte conmigo para no perderme
En el agigantado universo de las verdades absolutas.
Decidí reconocer
que no todas las compotas son ricas
y que es tiempo de aceptar que he empezado a envejecer,
puesto que con mucha más razón
Se siente frágil;
Decidí también
dejar de valorar y comenzar a valorizar,
dejar de soñar y de corretear por el jardín,
Ya siento que me duele perder.
Que me invada por última vez la ternura
Y que el sueño me hipnotice de vez en cuando,
Así comprenda que no del todo estoy obnubilado
Que no todas las compotas son de durazno
Y aún así, me desborde del azúcar en almíbar
Cuando ya soy grande.
No tengo ganas ni de lavarme los dientes,
No tengo ánimo ni de caminar,
Sólo deseo dormir profundamente
Y en plácido descanso volver a soñar.
Cerrar mis ojos somniolentos
Y mi mente lanzar a volar
Y quizás mil pedazos brillantes
En tus ojos me hagan delirar.
Tengo el sueño de un moribundo
Y la ilusión de un inventor,
Llevó la ultima gota de este rumbo
En el sublime canto de un ruiseñor.
La flauta que gime y delira,
El sonido del triste redoble,
El espejo que de lejos me mira,
Y tu, que hace mi sueño noble.